martes, 7 de abril de 2009

Código

Como podría arriesgarse a malinterpretar miradas, a establecer complicidades de gestos inocentes con la superficialidad indiscutida de la distinción ante el resto, si ni siquiera conoce bien los códigos. A lo lejos puede presentir la explosión, su desesperación constante acercándose para traicionarlo en cualquier instante pero espera, imagina recorridos para escapar de la aquella situación simulando algun incoveniente y rígidamente espera sin entender del todo el panorama en busca de algún tipo de traducción, hasta el momento que las cartas finalmente se reunan entre sus manos y le guiñen un ojo con discreción.

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