Algunos dicen que la perdió en un entrevero en la calle Ayacucho, otros que se la olvido tirada por ahí de tanto andarla maltratando a la pobre, lo cierto es que cuando quiso recobrar su dignidad, nadie estuvo dispuesto a otorgarle un crédito sustentable como para que lograra su objetivo.
6 comentarios:
undosytefirme
cuanta verdad habita en vos
fulano que me partis el craneo en dos...
(mandame cuentos que te los publico en mi blog)
undosytefirme.blogspot.com
besos
Cuando la perdemos, no la podemos recobrar tan facilmente...
un abrazo!
Hay perdidas que aunque se puedan reparar, se convierten en irreparables.
Hay perdidas que aunque se puedan reparar, se convierten en irreparables.
Quién me dará un crédito, mi señor, sólo sé sonreir.
(Qué popular esta entrada, che)
Muy bueno y certero.
Besos
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