Perdido en aquel edificio público, el ministro finalmente encontró bajo una escalera incierta escondida en un pasillo, la puerta donde descansan las musas. Se acerco hacia ella, tomo la manija y especulando asuntos perniciosos en su cabeza comenzó a sentirse mal, pronto le falto el aire sin remedio y retrocedió asustado unos pasos, fue alli donde noto la presencia de un enorme cartel rojo que advertía con claridad: “Prohibido contaminar este espacio con su realidad”. Intento regresar, dejar una pista, pero hasta el dia de hoy todavia no pudo volver a encontrarlo.
jueves, 6 de agosto de 2009
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