lunes, 15 de febrero de 2010

Maquinas

En la caja de madera los Angroseli guardaban los dientes de leche que se le iban cayendo a los mas chicos junto a algunos mechones de pelos, este tipo de costumbres se repetían en la familia a lo largo de los años desde hacía mucho tiempo. Una tarde revolviendo cosas Ángela encontró algunos de los pequeños dientes de leche de su abuela junto a unas fotos antiguas de ella en la playa. Con prolijidad guardo el mas blanco en un sobre de papel y despues de comprar en el supermercado por más de 3 minutos, porque a ella siempre le gusto tomarse su tiempo para hacer los mandados, introdujo el diente en una de las tantas maquinas de adn del pasillo. A los pocos segundos retiro una versión de su abuela por unos 80 centavos, que duraría aproximadamente una semana o diez días. Esa noche el pronostico anunciaba que habría una terrible tormenta en lo que quedaba del planeta.

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