El impacto de una revelación se fue anticipando en el estomago recorriendo vericuetos inesperados sobre el torrente sanguíneo, acelerando los sentidos y llegando a confundir con ideas, especulaciones o adivinanzas el entendimiento hasta llegar a su cara, trepar suavemente la comisura de la boca, alcanzar el borde externo de los orificios de la nariz y con inocente entusiasmo colarse con temor en sus ojos delatores, que pedían a gritos que la engañaran un ratito con mas palabras dulces antes de quitarse la ropa.
lunes, 18 de enero de 2010
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