Francisco Carrillo
Director general de la comisión de peluqueros asociados. CPA.
Hacia fines del siglo pasado un evento singular quebró el tiempo en dos universos paralelos. Jamás se pudo probar la veracidad de estos hechos. Sin embargo el Dr. Bonchart, descifro uno de los códigos matemáticos que establecía la clave de un pasaje secreto que comunicaba con aquella otra dimensión, siendo capaz de viajar de una realidad a la otra sin ningún tipo de dificultades. El resto de los mortales, afirmo Bonchart antes de desaparecer para siempre de los círculos que frecuentaba, deberá conformarse con experimentar solo una realidad para la que ni siquiera está preparado.
Espero décadas por sentir aquel chirrido agudo que ahora lo agitaba por dentro con cada movimiento mientas soñaba en silencio, hasta el momento en que cediera definitivamente la tuerca que lo mantenía capturado para escapar de su encierro. La fuga esa noche era inminente, los sonidos delataban el resquebrajamiento final, hasta que en una jugada el número 10 golpeo la bola manteniendo el aliento, levanto su cuerpo a gran velocidad y con una rigidez imponente, salió volando por los aires para dar contra el suelo gracias a un feroz molinete, escapando de aquel infinito partido de fútbol junto a sus otros dos compañeros de delantera que escandalizados pedían con urgencia regresar al juego, aferrados a su condena y todavía demasiado asustados, poco después de enterarse que había otro tipo de vida fuera de ese pequeño y frio estadio de metal.
En una fracción de segundo se pueden ver ciertas frecuencias continuas que van dibujando el contorno de algo incierto, percibiendo unas distancias concretas, unas adaptaciones incomprensibles y detrás de ese algo una sensación interna que no para de inquietar. Entonces llegan las especulaciones, el acento retorico sobre las metáforas, decorando la cosa con la ironía de los sinsentidos e hilvanando conceptos y adaptaciones científicas, matemáticas, lógicas o emocionales. La cabeza estalla en pensamientos, hierve la ilusión en un mar de conceptos, el alma se hace presa de una imagen inabarcable y por momentos las alas se sienten nacer. Falsa alarma. La declinación latente aminora las defensas y el cuerpo se va rindiendo absorto, girando la cabeza unos grados hacia el costado ya sumido en la derrota, para finalmente encontrarla semidesnuda al calor de sus controversias, despues de haber doblando las significaciones con tenazas y aunque tenga que atornillarle los pies al suelo con tal de que no se vuelva a escapar.