viernes, 15 de julio de 2011

Detiene el tiempo con su ausencia cautivando los objetos que, sabiéndose objetos, se retuercen de inquietud y la recuerdan mientras sienten desde lejos su desaparición, su anónima estela. No es la misma desde un tiempo la taza encadenada a la pared, o la silla del costado tan quieta. No se desvela la almohada hasta altas hora, ya cubierta y olvidada, bajo las empolvadas frazadas con la luz que de la calle, que sin pedir permiso tantas mañanas entraba a acariciar su pálida fragancia, ya un poco desteñida, sobre la tela. El cajón, las toallas, el billete retorcido que dejo sobre la mesa, todavía esperan. Ordenados en su desorden, desgarrados y anónimos, en su letargo de elementos, aguardando su presencia y aunque a veces no parezca, siempre la esperan.

jueves, 7 de julio de 2011

Rincones

Al caer la noche y oportunamente cuando hace frió, uno de los de abajo encuentra consuelo en el cálido rincón del living comedor detrás de la biblioteca. Pues sin meditarlo demasiado había decidido que ese era el perfecto refugio para descansar, debido a que allí la luz no llega casi nunca y el polvo, fiel amigo del poco transito, era el indicio perfecto que necesitaba para relajar el ánimo encontrando un poco de tranquilidad. Nadie que lo moleste, solo eso buscaba el capitán recordando viejos tiempos en la quietud de su silencio, pero alterando su espíritu a cada insinuación sonora que amenazaba con que alguna vez alguien se acercara arrimando su cara curiosa por detrás de los estantes para quitarle la paz, husmeando entre los libros para descubrirlo impávido acurrucado en su secreto rincón, porque el prestigio también corre entre los muertos, y un espíritu tan refinado como el suyo no puede ni debe darse el lujo sentir un poco de miedo.

Cumbres

El murmullo cobro forma y color, hasta acercarse de un golpe que derribo los cimientos que lo mantenían en pie y llegando como un susurro suave, pero más violento que la muerte, se dejo tumbar perdiendo todas sus fuerzas, acorralado irreversiblemente a la perdición más total. Ya sin saberse humano, alejado por completo de toda realidad y sonriendo perplejo se rindió a la mano de Antonia que acaricio su pelo otra vez como tantas sin inmutarse. Aquel proceso que venía gestándose se completo de golpe en un momento de metamorfosis, de ahora en adelante supo que ya no sería jamás el de antes, mientras veía alejarse a Antonia una última vez llevando consigo su amor a donde quiera que vaya.