jueves, 7 de julio de 2011

Rincones

Al caer la noche y oportunamente cuando hace frió, uno de los de abajo encuentra consuelo en el cálido rincón del living comedor detrás de la biblioteca. Pues sin meditarlo demasiado había decidido que ese era el perfecto refugio para descansar, debido a que allí la luz no llega casi nunca y el polvo, fiel amigo del poco transito, era el indicio perfecto que necesitaba para relajar el ánimo encontrando un poco de tranquilidad. Nadie que lo moleste, solo eso buscaba el capitán recordando viejos tiempos en la quietud de su silencio, pero alterando su espíritu a cada insinuación sonora que amenazaba con que alguna vez alguien se acercara arrimando su cara curiosa por detrás de los estantes para quitarle la paz, husmeando entre los libros para descubrirlo impávido acurrucado en su secreto rincón, porque el prestigio también corre entre los muertos, y un espíritu tan refinado como el suyo no puede ni debe darse el lujo sentir un poco de miedo.

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