viernes, 2 de enero de 2009

Animo

Salió tan viernes esa mañana, tan con el pecho erguido y el ánimo incandescente que casi no se dio cuenta de la lluvia que rociaba la calle ni el chorro de agua que casi lo empapa debajo de una canaleta. De nada sirvieron las miradas delatoras de los feroces martes cuando cruzo la plaza, porque hoy se sentia demasiado rebosante de viernes como para contraatacar, caminando tranquilo por la ciudad mientras saludaba de tanto en tanto a los pocos jueves que se le iban cruzando cordialmente. Serias son las contravenciones de amanecer gratamente incompatible, rebelde y dispuesto a esquivar el peligro de la incontable cantidad de lunes que prometían quitarle como fuera posible sin lograr ningún efecto la expresion, borrandole de un zarpazo esa molesta y amenazante cara fuera de lugar que desentonaba con toda la espesura reinante de los animos.

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