lunes, 15 de marzo de 2010

Beso

Cuando no se espera nada, a la orilla de la verdad, donde los vientos soplan distinto a todo. En el instante justo en que aparece la fuerza intangible del alma inquieta, observando detrás de un cuerpo, aguardando que las palabras correctas atraviesen los conductos correspondientes y al nacer veloces viajen al otro lado del puente. Disfrazadas de susurro, vibrando en sus ojos hasta el punto ebullición, temblando en las manos, activando los nervios, la sangre, los sentidos para cruzar al otro lado en forma de onda expansiva que arrasa. Acariciando desde lejos y resurgiendo de las contradicciones como latidos, como la gloria. Naufragando con cierta tierna sutileza, teñidas de ojos vivos e inestables, poco antes de acercarse, llegando al extremo de un perfecto enfrentamiento de cuatro labios, cuando todo es posible y ya no se espera nada, siempre a orillas de la verdad.

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