martes, 13 de abril de 2010

Guion

No podría haber sido ella. Jamás habría estado en aquel rincón, rebosante de colores asomándose al borde de la mesa ratona. Antes preferiría tomar algo caliente porque la casa era tan fría en esos días, o quizá recorrería una vez más toda la grilla de programación televisiva con el control remoto terminando siempre en un número par, con un volumen par, apagando el aparato cuando las agujas de los minutos descansaran en un número impar, antes de pedirse una pizza en el negocio de abajo. Todo estaba demasiado planeado para que fuera así. Además llovía y las variables aunque difusas se mantenían estables, bajo la influencia de un guion escurridizo donde un sueño irremediable apenas la mantenía en pie. Esta no era su película, no podía serlo. Incluso sonaban discordantes las ropas que llevaba puestas, los colores con los que pintaron las paredes y un cuadro desagradable con la cara de un perro pequinés que ni siquiera reconocía. Alguien quería gastarle una broma seguramente dejándola encerrada allí antes del tremendo barullo en la calle, de las sirenas y una explosión proveniente de su horno que segundos antes contenía la comida que mas detestaba en este mundo y jamás habría sido capaz de cocinar.

1 comentario:

Palabras como nubes dijo...

He leído varios textos de tu blog y me gustaron muchísmimo, felicitaciones.


Jeve.