miércoles, 17 de junio de 2009

Paranoia



Alguien a quien no pudo ver lo había agarrado del hombro sobre la avenida Rivadavia mientras caminaba hacia el hotel. Asustado dio media vuelta para escapar, creyendo oír como un susurro con la palabra imposible latiendo dentro de una oración. La desesperación lo invadió de un saque, no supo cómo reaccionar y corrió por la calle atropellando a varios peatones, con los semáforos en rojo y la adrenalina en el pecho. Al llegar a la puerta del hotel aguardo escondido el momento justo para entrar, asegurándose que no era perseguido por nadie. Sin prestarle atención al revoltoso grupo de turistas del hall, subió a su habitación y cerró la puerta con llave recorriendo cada centímetro del lugar, con la paranoia incandescente de quien se sabe observado de cerca. Esa noche el vodka fue su mejor compañía.
Ya casi borracho poco antes de recostarse, las preguntas volvieron a inundar el cuarto con fervor y cada sonido provocaba un inevitable y novedoso estremecimiento interno en todo su cuerpo. La vida para él ya no sería jamás la misma y perturbado observaba sobrevolar, como una mosca fatal y molesta, la duda acerca de cuantos hombres invisibles más iguales a él había esparcidos en las calles de la ciudad, espiando y asechando a la gente en este mismo momento.

1 comentario:

Meche dijo...

¿Justo sobre Rivadavia tenías que hablar de hombres invisibles? ¿JUSTO POR DONDE YO ANDO?
¬¬