jueves, 27 de mayo de 2010

Olvidos


Es curioso como olvidan los hombres. En el caso de Rodriguez comenzaron a borrarse primero las cosas que para ese entonces tenían poca o ninguna importancia, muy pronto los caminos alternativos para llegar a la iglesia, los horarios del tren, el color del sofá de su casa y otras tantas menudencias desaparecieron irreversiblemente sin que se diera cuenta del todo. Luego vinieron a difuminarse las caras, los gestos y principalmente las relaciones que lo unían a las personas más lejanas, sintiendo que las voces se cargaban de un nostálgico tono muy diferente, entre absurdo e inconcluso que no llegaba a reconocer. Al olvidar a los seres más cercanos la cosa comenzó a complicarse seriamente, algo había que hacer al respecto decían sus allegados. No puede ser que no sepa lo de Clarita, que no se dé cuenta la situación, pero Rodriguez nada. De alguna manera había bloqueado todo su pasado hasta olvidar quien era realmente y convertirse en un hombre diferente, con certezas diferentes y planes de recorrer el mundo. Pero sin Clarita por supuesto, a la que ya no conocía y le irritaba bastante que lo siguiera con esas pastillas verdes por toda la casa, opacando la invención de su nuevo mundo similar al anterior pero muy diferente, que brillaba resplandeciente cada mañana con unas inexplicables emociones, como de cosquillas, que envuelven de regalo todo lo novedoso.

1 comentario:

Meche dijo...

Espero que no se haya olvidado dónde va el sombrero para salir a la calle.