lunes, 9 de marzo de 2009

Verdad

A ellos ni siquiera les molesta porque apenas sospechan la verdad y en unos pocos momentos demasiado breves, resueltamente dispuestos a disfrazar con una asombrosa facilidad todas sus cobardías. Pero Ignacio no, a él no le ocurriría lo mismo, porque sabía todo el tiempo la verdad, conocía la inconsistencia de las cosas a pesar de sus apariencias y se movía sobre el mundo con la misma pesadez con las que acomodaba sobre la mesa al salero, los platos y los cubiertos, como queriendo corregirlos, dejando en claro cual advertencia sin tomarse jamas un respiro que él si sabía a diferencia de los demás. Cada movimiento suyo entonces era realizado con firmeza, apostando fuerte para que el mundo se agitara y llegara a sentir de cerca su carácter, convencido de que todo es sutil, efímero y dispuesto en el camino para desconcertar con sus distracciones. El tiempo se acaba pronto y nunca alcanza, pero muchos todavía no parecen saberlo o quiza no les importe, solo algunos, solo quedan algunos pocos…

No hay comentarios: