lunes, 1 de junio de 2009

Metegol

Espero décadas por sentir aquel chirrido agudo que ahora lo agitaba por dentro con cada movimiento mientas soñaba en silencio, hasta el momento en que cediera definitivamente la tuerca que lo mantenía capturado para escapar de su encierro. La fuga esa noche era inminente, los sonidos delataban el resquebrajamiento final, hasta que en una jugada el número 10 golpeo la bola manteniendo el aliento, levanto su cuerpo a gran velocidad y con una rigidez imponente, salió volando por los aires para dar contra el suelo gracias a un feroz molinete, escapando de aquel infinito partido de fútbol junto a sus otros dos compañeros de delantera que escandalizados pedían con urgencia regresar al juego, aferrados a su condena y todavía demasiado asustados, poco después de enterarse que había otro tipo de vida fuera de ese pequeño y  frio estadio de metal. 

2 comentarios:

javi brasil dijo...

Cuanto más leo este texto más me gusta...Lo único que me falta saber es si la otra vida era mejor que la que vivía en el futbolín.

javi brasil dijo...

Cuanto más leo este texto más me gusta...Lo único que me falta saber es si la otra vida era mejor que la que vivía en el futbolín.