lunes, 13 de julio de 2009

Cifra

En el margen superior de una hoja cualquiera dentro de un cuaderno rojo, flotaba azul e imprevisible la cifra, adornada por un trazo final con un cinco demasiado prolijo para la ocasión. Un nombre elegante de señorita la acompañaba debajo amenazando colarse sigiloso entre los renglones donde anidaba un texto desprolijo, pero sabía muy bien que vestía demasiado formal para el entrevero y para separarse se vio obligado a girar unos grados por cortesía, evitando molestar al resto de las palabras con su distinguida caligrafía. Un garabato negro admiraba distraído desde cerca aquel código sin entender muy bien su potencial, mientras que del otro lado del mundo Gaspar pulsaba cuidadosamente cada número sobre el teléfono, con las piernas temblando de emoción con la misma esperanza, incertidumbre y adrenalina de quien está a punto de descubrir un tesoro que busco por años.

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