lunes, 2 de noviembre de 2009

Suspiro

Encriptado en sus asuntos y con cara de preocupación, un señor pequeño dejo caer un suspiro de esos profundos y llenos de pesadez sobre el asfalto sucio por donde caminaba. Al quitarse tal peso de encima continuo aliviado unos pasos y lo miro tendido unos segundos antes de seguir su camino. Varios metros más tarde una mujer lo pateo en tres ocasiones al pasar, un grupo de niños lo recogieron, ya todo mojado y gris, olvidándolo luego en algún portal cercano a la casa de la señora de Aguirre, a quien justo esta mañana sorpresivamente aquel mismo suspiro se le prendió del vestido y sin que se diera cuenta fue trepando hasta su boca justo cuando veía la novela de las seis. Disparado nuevamente con ferocidad el suspiro cobro fuerzas hasta la cocina donde termino por perderse camuflado con algún otro viento pasajero hasta el jardín, buscando otra persona que lo nesecite para ayudarle a expresar con emoción esa historia o pensamiento interno que está a punto de experimentar.

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