lunes, 25 de enero de 2010

Conspiraciónes


Solo un día del año allá por el mes de octubre, los conflictos crecían en la cocina de Irene alterando el hogar. Los cajones se sublevaban de manera indecente, las cucharas se negaban a meter sus cabezas en el postre, los cuchillos convencían a los tenedores para organizar un complot contra los vasos y una de las servilletas intento suicidarse con la hornalla de la cocina. Las ollas bajo la alacena, se quedaban inmóviles, así como asustadas de tanta rebeldía, escuchando de cerca muy atentas cómo iba la cosa, mientras que las asaderas se amontonaban en un costado sin darle mucha importancia al asunto y en la parte de arriba un colador gastado y verde, pasaba la poca información que iba obteniendo de lo que acontecía en el cajón de la izquierda por el eco de los muebles. Esta noche el plan tendría su gran oportunidad, un sospechoso silencio se adueñaría de todo y las manos torpes de Irene llegaran cansadas del trabajo para ir tanteando de memoria los cubiertos; entonces la panera vacía se encargaría de estorbar en el camino; la radio esperaría su turno con el cable pelado por aquel paciente rayo de sol que se cuela todas las mañanas por la ventana y en el momento correcto el cuchillo resbalara contra el vaso empapándolo el cable con astuta discreción. Despues el drama de un chispazo brusco, la oscuridad y un pequeño humo final de coronación, para que por fin los otros inquilinos de la casa por fin obtengan su glorioso triunfo. Ruido de llaves. Irene entra. Hace mucho calor para la época. Abre la heladera. Tiene mucho hambre. El momento de la conspiración ha llegado.

No hay comentarios: