martes, 15 de abril de 2008

Instinto

Empiezan a molestar a eso de las 3, con esos gritos, pelotazos y malas palabras, y no es que Julio sea un tipo de mal carácter al asustarlos fiero cuando los ve venir, quedarse con varias pelotas de cuero y hablar en cualquier ocasión barrial en el almacén o la verdulería con sus padres, mostrando una seriedad adusta y penetrante en el rostro, del carácter incontrolable de las fieras que tienen por hijos. La verdad era que el pobre se había olvidado de que iba la cosa de ser pibe hasta en los más íntimos cimientos, no quedaba en el ya atisbo de travesura indiscriminada, o eso creía hasta el día que el mas chiquito de la manada le despertó el instinto ofreciéndole con absoluta naturalidad cuando volvía del kiosco, atajar un ratito mientras avisaba en su casa donde estaba y le termino regalando menuda transformación a la niñez por un ratito.

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