jueves, 18 de febrero de 2010

Certeza

Sin quererlo de un momento a otro la temprana sospecha. Algo así como una sensación que viene de adentro y alerta pero no es demasiado clara, ni tiene la suficiente voz para salir lanzada al mundo como un grito o un puñado de palabras. Ese instante que pica perounonosabemuybiendonde pronto se ira, quizá a esconderse en algún lugar recóndito donde todavía permita dejar dormir la siesta sin molestar demasiado. Por un tiempo no volverá a aparecer aunque en el fondo su olor quedara impregnado en todas las cosas de alguna manera, sobre todo cuando la costumbre permita hacer la vida mas llevadera y haya que guardar las remeras recién planchadas donde deben estar, el auto en el garaje y las cuentas recién pagas en una carpeta gris con ribetes plateados. No hay nada que temer, todo está seguro, apenas algunos asuntos inconclusos que resolver, mientras que la sospecha continua su camino y ya ha cambiado de forma, mirando muy diferente, moviéndose con seguridad y sin dar tantas vueltas. Es natural que comenzara a venir más seguido de visita, unas veces sutil, otras violenta, envuelta de olvido o haciendo prolijamente un nudo en la garganta desde adentro, por no perder la etiqueta y ese respeto inexplicable hacia lo desconocido. Otras veces vendrá despacio, escondiéndose en una risa, una mirada o un desamor. Pero si se ha sido comprensible, si se ha llegado a cultivar algo de inteligencia o sensibilidad, los oídos llegaran a escuchar de lejos algunas palabras precisas o quizá un grito verde agua apagándose despacio. Y sin darse cuenta nuevos pensamientos instalaran campamento tomando forma hasta hacerse firmes, pesados y constantes edificios de cemento, viendo llegar a esa crecida sospecha toda convertida en certeza, que no se detiene por nada y sigue dando vueltas alrededor revoloteando como una mosca pegajosa y molesta con la respuesta en el zumbido de sus alas.

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