martes, 1 de abril de 2008

Golosinas

Con un complejo parche Clara creyó que no era él quien sangraba de celos, que no podía ser él con toda esa gracia tan particular quien se desplomaba en bastidores con la tentación de arrancarse un grito de adentro, sacarlo a pasear, después guardarlo y masticarlo como un chicle interminable de sabor desagradable por dias enteros. Era mejor amoldarse a la mentirosa teoría de los caramelos blandos, tan dulces, variados y efímeros que ambos intentaban sostener, eso si, con unos andamios cada vez más endebles de sensatez.

3 comentarios:

Meche dijo...

Yo quiero uno que se llame "Andamio" o "Púrpura", pero no se por qué.

Saludos, buen feriado y buena vida :)

dijo...

genial amiga... genial...
un grito masticado como chicle.. un grito que no puede ser grito... golosinas...
un abrazo

un viejo tanguero dijo...

Y qu� amargo sabor tiene el chicle de los celos...