miércoles, 16 de abril de 2008

Llaves

El inconcluso volvió una noche de insomnio a la casa de Mariana, porque de alguna manera siempre se inventaba una excusa para aparecer, se instalo en una silla cercana, todavía tenia las llaves, primero la miro con desprecio, recelo, amor, odio y de todas las formas posibles que se le iban ocurriendo, después recordó en todos los colores los momentos vividos y al amanecer se fue dejándole una resaca implacable de la mano de unas enormes ganas de dormir. Lo primero que hizo al levantarse, fue terminar de una vez con todo este asunto y cambio ahora si definitivamente las cerraduras de su alma.

3 comentarios:

mia dijo...

muy fuerte!!!

que por lo menos sea para

beneficio suyo....

Contundente,fuerte y bello

♥♥♥besos♥♥♥

Tempus fugit dijo...

Hay cerraduras difíciles decambiar....


un abrazo

Alan Adan dijo...

Me ha gustado mucho su blog...
Saludos
Aladan