domingo, 27 de abril de 2008

Tics

Una parte de su ser había cobrado independencia y de a poco fue perdiendo el control. Al principio no sabía cómo manejarlo, intento amarrarlo con una cuerda al dedo mayor pero siempre con alguna excusa se soltaba, y volvía a su maldito habito de dedo índice de apuntar juzgando indiscriminadamente a la gente para calmar sus nervios, desenfrenados e incorregibles, mientras que en sus ratos libres aprovechaba para distraerse, pulsando con un arrogante ritmo de tambor una y otra vez sobre cualquier superficie disponible.

2 comentarios:

Meche dijo...

Lo que la gotita pega nada nada lo despega.

Maria Coca dijo...

Si al final cada tic tiene una causa subconsciente! Curioso y original. Me encantó.