viernes, 19 de septiembre de 2008

Fase

No piense que es sordera. No se confunda usted señor si no lo saluda al salir de su casa, ni pretenda juzgar esa actitud lejana cuando se dirige a él en algún encuentro. El asunto es otro. Nada personal, no vaya a pensar. Tal vez un espejismo, una fase pasajera. Una de esas postergadas pautas delatoras que muestran el mal paso, esas que caen un día con sorpresa implacable para cobrarse entera la cuenta del paso del tiempo. Quédese tranquilo mi amigo y no se asuste si una noche de estas llega a encontrarlo hablando fuerte y solo al caminar, matando viejos pretextos amotinados que antes le impedían por ejemplo pintar la casa o buscando nuevas controversias, de esas que lo dejan a uno exhausto de tanto retorcerlas en vueltas a pesar de su rigor intenso de amagar con la siembra de nuevas realidades. Llego simplemente su hora para quitarse las vendas, cortar los puntos y arrancarse las cascaritas de las lastimaduras sin importar demasiado si todavía sangran o traen aparejadas algún otro tipo de consecuencias.

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