lunes, 15 de septiembre de 2008

Casas

I

Cada canilla llorando a sus tiempos la sensibilidad extrema de la casa todavía desocupada, sin gas que respirar en las hornallas, ruidos de pasos, ni olor a perfume de comida en la cocina, añorando en su letargo pesado y húmedo de encierro un cálido rayo de luz de la calle en cada breve visita ocasional de los posibles compradores, mientras sueña con un dueño nuevo capaz de devolverle el alma y reactivarla nuevamente.

II

Se lo venían advirtiendo los sonidos extraños, las caídas de los objetos sin explicación aparente y las corrientes repentinas de frio, sin embargo era imposible pensar en aquello para una mujer como Verónica, porque en su casa ya todos bien sabían que estaba terminantemente prohibido que entrara algo fuera de lo racional. Sin embargo una mañana de jueves el espectro cobro forma humana e intento asustarla mientras desayunaba, ella con tranquilidad se sentó a su lado mientras con voz pausada lo fue convenciendo de la imposibilidad lógica, matemática y científica de su existencia hasta lograr su objetivo, y afirmando con la cabeza de cuando en cuando, el fantasma vencido fue desvaneciéndose muy lentamente ante sus ojos.

2 comentarios:

dijo...

misterios y más misterios que se guardan en una casa, en un alma, en un cuerpo...
fantasmas en la vida, que asustan y paralizan...
besos

Anónimo dijo...

Este no me pareció tan letal.
No me lo mandes. Perdón por mi cruda sinceridad.
Besos
undosytefirme@hotmail.com