martes, 9 de septiembre de 2008

Desacuerdos

Amenazando con un insulto en la mirada Sabrina lo recorrio de arriba abajo, Javier respondió con indiferencia acomodando las cosas en la biblioteca de pino y luego quitándole el polvo a las sillas, entonces ella dejo caer varios libros a su lado con fuerza para llamar la atención porque seguía muy enojada, libros pesados y viejos que él levanto sin quejas ojeando alguno más que otro antes de colocarlos en su lugar. La cosa se habia tranquilizado hasta que Javier le trajo un café bastante frio y sin azúcar a medio llenar en una taza sucia, Sabrina lo entendió y respondió desacomodando prolijamente sus hojas sobre el escritorio. En ningun momento se hablaron una sola palabra, el silencio era fundamental, sin embargo ambos sabían bien que se estaba gestando un conflicto con aristas inesperadas, donde cada pequeño movimiento se convertía en una elaborada estrategia de guerra. Solo faltaba el puntapié inicial, la bandera roja, el impacto de la primera palabra contra el pecho del otro para estallar con toda la furia necesaria en cualquier otro lugar, necesariamente fuera de la biblioteca pública.

1 comentario:

dijo...

Cuantas veces nos pasa.
Gestos, miradas, acciones...todo lo que se necesita para estallar y no lo hacemos....
hasta que plummmmmmm todo explota en el lugar menos pensado y en el momento en que ya no vale la pena.
besos