jueves, 11 de septiembre de 2008

Dolores

Es tarde pero sonríe fuerte al salir de la obra, a pesar que a estas horas la calle ya le duele en los pies, en la espalda, en los brazos y punzando intenso dentro de su enorme cabellera blanca. Le duele en el frio y en la espera, en el boleto de tren de madrugada, en las manos blancas de cal que se esconden en el pantalón, buscando el calor entre papeles sueltos y entreverándose en consuelos tibios con un olvidado caramelo de naranja. Así le duele a él la calle, en el hambre, en los charcos sucios y en los apresurados pasos por las esquinas mojadas, que cada noche camina solo hasta caer rendido, rendido de trabajo y calle, finalmente en su casa.

1 comentario:

dijo...

aveces duele todo...especialmente estar vivos...
besos