martes, 27 de noviembre de 2007

Sendas

Cada quien arma su propia senda sobre el suelo empedrado o liso de las palabras. Y aunque la torpeza de las suyas lo llevaban siempre a criticar de mas a quienes lo rodeaban, armándole un camino invisible bajo sus pies que lo conducía al destierro y que él seguía sin saberlo con total confianza después de todo no le fue tan mal, ya que se convirtió en una callecita pintoresca y bastante difícil de olvidar por la que conviene pasarse de vez en cuando.

2 comentarios:

Anilina dijo...

Que importante es dar pasos firmes en las sendas que transitamos...después de todo seguramente no nos vaya tan mal...

mabel casas dijo...

percibo un armarse exilio, reconociendo alguna raja,espacio libre,al fin,a veces feliz con pasos cuando vuelven

brevedades las tuyas,que redonean un gran cuento desde adentro,para que el lector lo sobrevuelo desde su propia percepción
saludos