jueves, 17 de julio de 2008

Costumbres

Creía estar feliz y a salvo custodiado por su ejército de reflejos cotidianos, que cada día se alineaban protegiendo todas sus costumbres y manteniendo cierto tipo de novedades a una distancia convenientemente prudencial. Por ahora el plan de reducir el universo a unas cuantas calles, horas, personas y objetos sin dejarse intrigar por las sospechosas advertencias del entorno le bastaba, aunque cada vez las cosas cuadraban menos y el esfuerzo por mantener a resguardo de cualquier atentado a su razón fuera demasiado exagerado.

1 comentario:

dijo...

conservar costumbres... será por miedo al cambio?
a dejarse cautivar por lo que no conocemos?
a vivir???