viernes, 18 de enero de 2008

Afrenta

Con la afrenta rebosante de rabia marcada en la piel dirigió su mirada profundamente a los ojos del desconocido incorrecto y lanzo el golpe fatal, poco antes de ver escapar por un rincón al verdadero culpable de tocarle el trasero. El error estaba hecho y para colmo ahora debía aparentar sentirse ofendida para justificarlo.

3 comentarios:

Marie dijo...

Tan ultrajante es ese manoton, que aunque te equivoques de mano larga, sirve para desahogarte..

Anónimo dijo...

Nos pasamos toda la puta vida aparentando que nos sentimos ofendidos para justificarlo todo, absolutamente todo. No debería sorprendernos.

meirlauquen dijo...

Confusamente , algo le gustó .
No sabía , si el ojo en compota del inocente ,o el apretón involuntario de sus nalgas , en reacción a la ofensa , y que ahora le daba una agradable sensación que se extendió a su pelvis .
Fue más poderosa la bronca , y se alejó presta , con el puño listo para otro golpe .