lunes, 26 de mayo de 2008

Campera

Hasta ese momento la quería tanto a su campera gris, se sentía poderoso en ella, abrigado y fuerte para conquistar señoritas, pero cuando se la vio a aquel viejo compañero de trabajo por la calle mientras lo saludaba sacudiendo su mano con cara de idiota, todo se desmorono. Había que ver como contaba con descaro las aventuras que había tenido con ella y que deberían ser suyas, porque él la compro antes y entonces, para acrecentar la molestia se acomodaba sin parar de reírse poniéndose de cuando en cuando a su lado para compararla otra vez. Algo habia dejado de ser igual y el otro maldito lo supo cuando al irse se llevo consigo toda la magia tan arduamente construida alrededor de la campera, sentenciando a la prenda en unas horas a su completa falta de uso por un largo tiempo, hasta que pueda lograr recupararse de ese desgastante combate.

1 comentario:

dijo...

y... hasta las camperas decepcionan aveces...
besos