domingo, 20 de julio de 2008

Conservación

Es un caluroso viernes de primavera, la bicicleta nueva espera en casa y solo falta un rato para que suene el timbre del colegio antes de comenzar las vacaciones, Miguel respira fuerte mirando el cielo y ahí está otra vez, recuperando esa indescriptible y reconfortante sensación tan bien guardada en su mente por mas de 65 años.

3 comentarios:

Miriam Márquez dijo...

Hola,
Me encantan algunos de tus cuentos, como éste, por ejemplo. Tengo un blog en el que cuelgo cuentos propios y ajenos. Te invito a participar. ¿De dónde eres? ¿Te dedicas a escribir? Yo me dedico al periodismo y soy madrileña. Llevo poco en esto de los blogs pero me gusta. Un saludo y gracias por tus escritos.
Miriam

dijo...

guardar algo tantos años, y estar intacto...
muchas cosas quedan así no?
besotes!

Anónimo dijo...

Ah, la memoria afectiva guarda tan buenas películas.