martes, 5 de agosto de 2008

Viento

Desde abajo la miran tambalear rabiosa, chocando con furia contra el techo de chapas y articulando su última pirueta para salvarse sin lograr mantenerse el equilibrio en la cornisa. Ya era tarde para buscar la escalera del granero, colocarla en su sitio y bajarla dulcemente entre los brazos, además Juana y Miguel estaban muy cansados y viejos para ese tipo de piruetas casi imposibles en medio de la lluvia, así que solo podían tener fe en que iba a resisistir hasta que llegara algún tipo de ayuda. Unos segundos mas de desesperación y finalmente un viento fuerte la derribo abruptamente sobre la galería, quebrándola en mil pedazos contra el suelo mientras lanzaba agudos y electrizantes gritos de madera. Nada que hacer, el parche previsorio había caído, las cosas dentro del granero se iban a mojar. Mañana sera otro día.

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