miércoles, 31 de octubre de 2007

Clave

Federico pensó solo cinco minutos antes de adivinar la clave de e-mail de Mariana, lo que lo llevo a decepcionarse de la absurda combinación que ella había elegido. Después los nombres de muchos desconocidos y otros no tanto, se presentaron cómodamente en fila observándolo desde la pantalla por más de una hora. Lentamente comenzó a inquietarse e imagino engaños amorosos, severas críticas a su persona y otras tantas historias macabras, pero no se atrevió a entrar a ninguno de los tentadores cubículos y decidió olvidar aquella contraseña, cerrar la cuenta y volverla a querer como antes de haber invadido su privacidad, o incluso más, además ya era hora de pasarla a buscar por el colegio y de paso aprovechar que a la tarde en su casa siempre había facturas.

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