Un cigarrillo le contaba sus secretos poco antes de convertirse en humo mientras el hartazgo de esperarla carcomía sus entrañas, hurgando en el horizonte por una señal que se negaba a llegar. Buscando escaparse añoraba que la nube gris nublara su entendimiento, pero el tabaco con su oscura densidad, no paraba de susurrarle con mala intención que Roció no volvería a aparecer más en su vida. Así estaba aquel cigarro y él, conversando extrañamente en cada pitada a cara de perro cuando ella lo llamo montada sobre una bicicleta roja, entonces abandono a su compañero solo todavía protestando sobre el banco de la plaza y se fueron a pasear.
martes, 9 de octubre de 2007
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