Se detuvo frente a mí y dijo:
- Por favor ayúdame, mi cabeza se volvió loca y mi cuerpo que no puede separarse de ella la sigue a todos lados haciéndole caso en cada uno de sus caprichos. Yo ya no sé qué hacer. Solo me quedan estos escasos respiros de lucidez que cada vez son menos frecuentes y no duran mucho más que estas pocas palabras que pueda llegar a decirle a un desconocido en la calle.-
Después comenzó a transformar su cara, a transportarla a un lugar que imagine muy oscuro, me pego en el estomago y salió corriendo.
jueves, 4 de octubre de 2007
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