Con el tiempo eso de sentirse observado por ojos ajenos fue consolidándose, y a veces ni siquiera en soledad podía dejar de actuar aquel personaje peligroso y callado, que en verdad por dentro manso y charlatán dormía siempre con la lámpara encendida.
1 comentario:
Genial. La careta se creía su personalidad... A veces resulta así, de tanto jugar con nuestros posibles yos verdad?
Besoss
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