martes, 25 de marzo de 2008
Semilla
Una noche hace mas de mil años Wong – lao arrastro hasta su cama una semilla de roble, y sin que se diera cuenta se fue incrustando en el cuello del campesino hasta aferrarse definitivamente en él. Con el sol, el sudor y luego aprovechando los nutrientes del torrente sanguíneo, la raíz fue creciendo despacio y a pesar de que muchas veces quiso quitarla tironeando o con pócimas raras, la planta no salia de ninguna manera, por lo que a Wong no le quedo otra que aprender a controlar artesanalmente su tamaño especialmente en las primaveras. Pronto la noticia de la hazaña había hecho furor en el pueblo convirtiéndose en tradición muchos años después, a tal punto que en la actualidad todos salen de sus casas por las tardes a mostrar orgullosos el pequeño bonsái que llevan adheridos al cuello, a quejarse de todo el trabajo que da manterlo o para tirarse una siestita al sol con el unico fin que crezca mucho mas sano y fuerte.
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2 comentarios:
que imaginacion querido jajjaja, re loco...aparte el cuello, re molesto! lo que son las cosas..si no hubiese hecho furor quizas el tio este se terminaba cortando el cuello...
saludos ^^
¿Vendrá de ahí la frase "fuerte como un roble"?
Un abrazo.
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