jueves, 13 de marzo de 2008

Multiplicación

Un día no se vieron más y empezaron las multiplicaciones y los fantasmas. El la imaginaba lejos para luego sentarla solitaria en el banco de una plaza, casarse con un completo extraño o merodeando universos paralelos y desconocidos. Ella por su parte decidió creerlo de la mano de otra mujer, viajando a España por negocios o sufriendo su partida en algún rincón entre mil retorcijones. Se multiplicaban las ideas, los actos y las situaciones del otro en sus cabezas, hasta que sus ojos se encontraron de casualidad en cualquier colectivo de la ciudad, para borrarse suavemente y por completo desaparecer toda conjetura matemática, evitarse las multiplicaciones y restarse definitivamente de sus vidas, esgrimiendo con total frialdad un saludo lejano como entre dos desconocidos.

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