martes, 11 de marzo de 2008

Lanzas

La lanza se incrusto certera sobre el ala izquierda del ego del psiquiatra, quien saco herido del placard un libro grueso y gris que se puso a leer hasta verla sanar, contemplando luego por un largo rato las cicatrices, la lanza y el ego tendidos en el suelo junto a él sin ya tener mucho más que hacer.

2 comentarios:

Tempus fugit dijo...

El ego se hiere, pero no muere, por suerte. Digamos que tiene "temporadas"

un abrazo.

Meche dijo...

Dos cosas:
Qué casualidad que yo esté haciendo alusión en internet a mi ego herido.
Y
que acá me quedo, me dio una satisfacción tibia cuando leí esto.


Buena vida :)