miércoles, 28 de mayo de 2008

Ecos

Del esfuerzo en la voz de un hombre, nacen liberadas desconociendo su destino de antemano, algunas palabras de queja para morir en los oídos de su jefe, y así salen ellas rebotando incansables entre las paredes de aquellas cavernosas orejas, expandiéndose de manera sonora en repetidos y poderosos ecos que inexplicablemente crecen con el tiempo y ahora todos pueden escuchar a pesar de no comprenderlas.

1 comentario:

Maria Coca dijo...

Curioso elemento, el eco. Y curioso fin en este caso.

Besosss