jueves, 14 de agosto de 2008

Cataclismo

El cataclismo le había provocado algunas contusiones, mareos y una boca seca, cuya lengua se movía cada vez con mayor dificultad al transcurrir los minutos. Toda su casa se había dado vuelta, afuera gritos y corridas, que le hicieron pensar que lo mejor sería esperar tranquilo caminando por el techo mientras revisaba el estado de las cosas en medio del desorden de los muebles. Ya se había advertido de la posibilidad de que algo así sucediera en el pronóstico meteorológico de la radio, seguido de la advertencia de no abandonar por ninguna razón los hogares y amarrar cada objeto suelto con firmeza en los proximos dias. Unos minutos después la gravedad volvió a reaparecer de golpe lanzando con fuerza cada objeto contra el suelo. Afuera seguían los gritos. Ahora solo restaba esperar lo peor, la lluvia de objetos y personas arrasando con lo poco que quedara en pie que ya empezaba a aparecer, cayendo desde las alturas e impactando sobre las calles, los techos y las personas, mientras el resto de los sobrevivientes todavía resguardados corroboraban que el cielo estuviera nuevamente en su lugar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que suerte que los gatos siempre caen de pie.