lunes, 22 de octubre de 2007

Peines

No fue la caída en la puerta de la facultad o escuchar por lo bajo como un compañero le miraba el trasero junto a uno de su cómplices burlándose de sus rollitos, ni tampoco la falta de dinero que venía amenazando fuerte por esos días lo que la deprimió. El culpable de desatar aquel profundo malestar fue conocer un hecho de hace casi un siglo relacionado con una venta desesperada por falta de recursos económicos, realizada por uno de los pioneros del cine en Argentina, un tal Valle, de una enorme cantidad de celuloide proveniente de sus extensos y preciosos archivos filmográficos a una empresa que los utilizo para fabricar peines. El solo pensar en el fatídico destino de aquel tesoro reducido a mantener los cabellos disciplinados de ingenuos consumidores tuvo tal impacto en su vida que la alejo rotundamente del utensilio, produciendole un inevitable y raro escalofrío cada vez que lo veia, bastante difícil de superar.

2 comentarios:

Puchi dijo...

Noooooo, no sé si es verídico o no, pero de todas formas es.... durísimo!

Maria Coca dijo...

Ufff!!!! Le peinó la sensibilidad tal hecho... Normal que estuviera como estaba.

Besos desde mi orilla.