viernes, 24 de agosto de 2007

Acción

Estuvo planeando toda la semana el atentado, entraría cautelosamente, se detendría un rato antes de que lo viera la gente y con un gesto adusto en el rostro y el último aliento exagerado, se daría fuerza para colarse en la fila de pagos de impuestos sin escuchar ni una sola palabra de la multitud iracunda, como simulando una profunda sordera. Fue la aventura más peligrosa que vivió en los últimos 15 años y todavía cuando la cuenta parece brillar.

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