jueves, 23 de agosto de 2007

Indignación

Tomó el colectivo muy mareado, se sentó atrás y vomito disimuladamente en un costado. No había nadie cerca que lo juzgara ni se preocupara por su estado, así que siguió camino después de sentarse muy pálido en otro lugar para reponerse con dificultad. Cuando llego su parada se encontró con una vecina gorda y se saludaron cordialmente, sintieron el fuerte olor a vomito, tocaron el timbre y se indignaron juntos por la suciedad de los colectivos, después de severos comentarios sobre lo mal que se viaja en la actualidad y lo sucio que esta todo en todos lados y siempre.

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