jueves, 30 de agosto de 2007

Tarjetas

El tamaño de la tarjeta de crédito antes guardaba estrecha relación con los gastos que uno realizaba, es decir que mientras estos se incrementaban la tarjeta cobraba mayores dimensiones espaciales de manera proporcional a la cantidad de dinero utilizada en las compras, solo para que el usuario pudiera llevar así una detallada cuenta visual del tamaño de sus deudas. Todo funcionaba muy bien hasta que un día a un ingenioso banquero, junto a un grupo de destacados publicistas se les ocurrió cambiar el material de construcción de estas tarjetas por otro mas costoso, pero que cumplía con la finalidad buscada de mantenerlas siempre del mismo tamaño.
Pd: no hubiera sido una mejor idea que cambiaran de color como el semáforo según como gastemos? Pensándolo bien mejor no, al fin y al cabo cada vez son menos los que respetamos los semáforos...

1 comentario:

Catnip dijo...

Después nos quieren hacer creer que los banqueros no son aburridos...