miércoles, 5 de septiembre de 2007
Futbol
Su fanatismo futbolero llego a confundirlo en su relación con las mujeres llevando su reduccionismo a dividirlas en tres simples categorías: las que sirven solo para entrenarse, las que duran uno o varios campeonatos y la mejor de todas relacionada con una sensación que él creía seria igual a la de jugar un mundial. El mayor problema era que al final se le terminaban mezclando aquellas ridiculas categorías y las mujeres que quería usar para entrenarse le duraban varios campeonatos y, pese a no ser un mal gambeteador, nunca lo llamaron para jugar un solo mundial, y ni siquiera lo tuvieron en cuenta para ocupar un sitio en un solo banco de suplentes de algún campeonato que él pudiera llegar a considerar de gran envergadura.
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