jueves, 6 de septiembre de 2007

Prejuicios

El padre se sentó a conversar con sus dos hijos varones, para recordar como era ser adolecente y de paso, vigilar que todo anduviera bien entre ellos y sus amistades. Pronto comenzó a hablar de los peligros de los ladrones, de los pobres y los negros como una misma cosa, metiendo luego a los judíos y extranjeros en la misma bolsa, en una teoría completamente irracional en la que iba repartiendo culpas y sentencias de juez con una actitud implacable. Por momentos se enervaba mucho y movía los brazos cual dictador de turno, mientras los chicos lo escuchaban con algo de burla, mirándose de cuando en cuando. Finalizo su discurso algo agitado y señalando su bigote dijo con un aire orgulloso:

- Ustedes no saben nada todavía, pero no es fácil, a este bigote hay que saber ganárselo.-

Un rato después los muchachos tuvieron la nesecidad de ir a afeitarse, con un terrible temor encima a que con los años los pelos de sus bigotes crezcan mas gruesos y terminen llegandoles al cerebro alterando sus facultades mentales, a tal punto de trastocar hasta el ridículo la realidad social.

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