miércoles, 12 de septiembre de 2007

Utopía

La función de Joaquín era la de cumplir con su rutina diaria de contabilizar cada uno de los productos de manera mecánica, solamente debía lograr que coincidieran los números y pese al horario de la trasnoche estaba mas que feliz con su empleo. Hasta que cierto día una oportunidad única se presento en su vida gracias a una recomendación que le ofrecieron de otra empresa, se trataba de un nuevo y desafiante trabajo que venia de la mano de un gran aumento de sueldo. Joaquín con cualquier excusa desecho la oferta rápidamente, porque creyo que ya conocía y tenía todo lo que un hombre como él podía aspirar en la vida, además para que arriesgarse, no vaya a ser cosa que aprendiera algo nuevo que hiciera desvancer por completo aquella maravillosa utopía que con tanto esfuerzo se había logrado inventar…

2 comentarios:

Andrea dijo...

Al menos, aunque el mundo esté plagado de "Joaquines", aún quedan idealistas, aunque el "mundo ideal" sí sea una verdadera utopía...
Pero, como decía Galeano, en su "Ventana sobre la utopía":

"Ella está en el horizonte -dice Fernando Birri-. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para que sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar."

Puchi dijo...

Ouch!