martes, 25 de septiembre de 2007

Comidas

Al enterarse que era sospechosamente cierto aquel supuesto mito barrial, por el cual el linyera de la esquina se había vuelto loco al querer vender su alma a cierto demonio, con tal de probar una vez más un plato de fideos realizado por su difunta abuela, Mariano comenzó a apreciar y saborear distinto las comidas de la suya.

1 comentario:

tumejoramig@ dijo...

Cuan ciertas tus palabras.
A veces, sólo a veces, aprendemos a apreciar lo propio, cuando le falta a los demás. Y es una pena que así sea, cuando tenemos tanto para agradecer y disfrutar, sin tener que experimentar en cabeza ajena.
Un beso